miércoles, 9 de marzo de 2011

Crónica de la concentración frente a la Embajada de Irán en Madrid, 8 de marzo de 2011


Ayer, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, un grupo de estudiantes y trabajadores iraníes residentes en Madrid se concentró frente a la Embajada de Irán (C/Jerez 5). Les apoyaban varios activistas de derechos humanos y anarcosindicalistas madrileños. Querían solidarizarse con las mujeres que en esos mismos momentos intentaban ocupar las calles de las principales ciudades de Irán para reclamar sus derechos y llamar la atención sobre la brutal discriminación que padecen. Reivindicaban también el fin de los asesinatos a los manifestantes que, desde el pasado 14 de febrero, e inspirados por las revoluciones populares de Túnez y Egipto, reclaman el fin de la dictadura en su país. Pedían al embajador y a los demás funcionarios de la República Islámica de Irán en Madrid la inmediata puesta en libertad de los cientos de personas desaparecidas en las jornadas de protesta del pasado día 14 de febrero y 1 de marzo, y en definitiva el respeto a los derechos humanos fundamentales en Irán. También reclamaban el fin de los negocios entre empresas españolas e iraníes, que sirven para financiar la tortura y el asesinato de personas inocentes en su país.

A la 1.00 p.m. el grupo de manifestantes llegó a la puerta de la Embajada. La Policía Nacional los recibió de forma poco amistosa. Parecían no comprender que un grupo de personas de tan diferentes afinidades ideológicas, políticas, y hasta religiosas, estuviese unido por un único vínculo de solidaridad y apoyo mutuo, y que no hubiese ningún líder ni portavoz. Tampoco parecían comprender muy bien que un grupo de personas residentes en España tuviese que ejercer su derecho a la libertad de expresión y su derecho de reunión y manifestación completamente tapados, para no ser reconocidos por la cámara de vigilancia que preside la puerta de la Embajada de Irán en Madrid. Cualquier persona que conozca un poco Irán, debe saber que si los servicios secretos de la República Islámica identifican a un disidente político en el extranjero, al día siguiente su familia en Irán corre el riesgo de ser asaltada en su domicilio, torturada y tal vez asesinada por la policía y las fuerzas paramilitares al servicio del gobierno.

Después de una breve negociación, ya más amistosa, la Policía Nacional permitió el normal desarrollo de la concentración. Los manifestantes corearon, en farsi y en castellano, consignas por el fin de la dictadura en Irán, a favor de los derechos de las mujeres trabajadoras iraníes, y leyeron un comunicado con una serie de reivindicaciones básicas.

Desde el interior de la Embajada, un funcionario sacaba fotografías de los manifestantes, en actitud intimidatoria. Hacia las 13.30, un grupo de unos cinco hombres jóvenes, obviamente pagados por la Embajada de Irán en Madrid, se aproximaron por la espalda a los manifestantes, al más puro estilo de los basiyíes, sacándoles fotos con sus teléfonos móviles y cámaras. La Policía Nacional intervino apartándolos del lugar. Desconocemos qué ha ocurrido con las fotografías que tomaron.

Hacia las 14.00 p.m., y después de que los manifestantes iraníes cantaran "Yare dabestanie man", canción símbolo del movimiento estudiantil, la concentración se disolvió.

Ayer en Irán volvió a haber manifestaciones. Muchas mujeres fueron detenidas. Cuando el pueblo trabajador iraní, harto de ver cómo sus manifestaciones pacíficas y sus huelgas acaban una y otra vez en cárcel, tortura, muerte y silencio internacional, se levante en armas contra sus verdugos, igual que ocurre en estos días en Libia, el presidente Rodríguez Zapatero y los demás líderes "occidentales" dirán que Ali Khamenei y Ahmadinejad son unos tiranos, y ofrecerán ayuda logística y militar a los rebeldes. Mientras tanto, la Embajada de Irán en Madrid continuará desarrollando de forma normal sus actividades. Empresas españolas continuarán estableciendo acuerdos comerciales millonarios con el gobierno de Irán, especialmente en el sector energético y agrícola. El embajador de Irán en Madrid continuará ofreciendo ostentosas cenas y galas a los diplomáticos europeos.

Y la mayoría de las personas que nos concentramos ayer en la Embajada de Irán en Madrid nos seguiremos preguntando: ¿no sería más sencillo cancelar las relaciones diplomáticas entre el gobierno español y el iraní en tanto en Irán no se respeten los más mínimos derechos humanos? ¿No sería más ético y justo clausurar ese lugar, en el número 5 de la Calle de Jerez de Madrid, donde se amenaza de muerte a residentes y ciudadanos españoles, y a sus familias?


http://vimeo.com/20803071

http://vimeo.com/20805543

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